Siempre me ha resultado difícil hacer un autorretrato. Estar delante y detrás de la cámara al mismo tiempo hacer que en muchas ocasiones el trabajo sea inútil.
Aunque pocos autorretratos son obras de arte, creo que puede ser un buen ejercicio para los que nos interesa el retrato.
Cuando hacemos de modelo vivimos la experiencia de estar frente a la cámara, sentimos como nuestros modelos. A veces me he ofrecido para posar delante de otros fotógrafos solo para sentir lo mismo que un modelo y aprender a entenderlos mejor.
Cuando me hago un autorretrato ya no soy tan frío como detrás de la cámara. Ahora me puedo notar nervioso y empiezo a hacer gestos extraños. No llega el momento de que se dispare el obturador.
Las técnicas para el autorretrato son éstas:
1. Disparamos a un espejo
2. Montamos la cámara sobre un trípode y temporizamos
3. Sostenemos la cámara con los brazos estirados y apuntamos hacia la cara. Lo que vulgarmente se ha venido a llamar "selfie".
Si la cámara no está muy lejos, podemos utilizar un disparador automático. El temporizador funciona independientemente de lo lejos que esté la cámara. Cuando lo utilizo me pongo en posición rápidamente en cuanto empieza la cuenta atrás.
A veces combino técnicas para hacer autorretratos. He usado, por ejemplo, un trípode para hacer una foto en la que aparezco mirando un espejo. Confieso que a veces me he sentido un poco narcisista, pero mi interés es narrar la verdad.
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